domingo, 29 de abril de 2012

MURIÓ LA PERSONA QUE IMPEDÍA TU CRECIMIENTO

Un día, cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron en la recepción un enorme letrero en el que estaba escrito:
"Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de Usted en esta empresa. Está invitado al velorio, en el área de deportes".
Al comienzo, todos se entristecieron por la muerte de uno de sus compañeros, pero después comenzaron a sentir curiosidad por saber quién era el que estaba impidiendo el crecimiento de sus compañeros y la empresa.
¡La agitación en el área deportiva era tan grande que fue necesario llamar a los de seguridad para organizar la fila en el velorio.
Conforme las personas iban acercándose al ataúd, la excitación aumentaba:
¿Quién será que estaba impidiendo mi progreso? ¡Qué bueno que el infeliz murió!
Uno a uno, los empleados agitados se aproximaban al ataúd, miraban al difunto y tragaban seco. Se quedaban unos minutos en el más absoluto silencio, como si les hubieran tocado lo más profundo del alma.
Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo, ...cada uno se veía a si mismo.... con el siguiente letrero:
"Sólo existe una persona capaz de limitar tu crecimiento: ¡TU MISMO"!
Tú eres la única persona que puede hacer una revolución en tu vida.
Tu eres la única persona que puede perjudicar tu vida, y tu eres la única persona que se puede ayudar a si mismo.
TU VIDA NO CAMBIA CUANDO CAMBIA TU JEFE, CUANDO TUS AMIGOS CAMBIAN, CUANDO TUS PADRES CAMBIAN, CUANDO TU
PAREJA CAMBIA.
TU VIDA CAMBIA, CUANDO TU CAMBIAS, ERES EL ÚNICO RESPONSABLE POR ELLA.
"EXAMÍNATE.. Y NO TE DEJES VENCER"
"El mundo es como un espejo, que devuelve a cada persona, el reflejo de sus propios pensamientos. La manera como tu encaras la vida es lo que hace la diferencia".

REFLEXIÓN

REFLEXIÓN
SE TRATA DE LA HISTORIA DE UNA MAESTRA.


Su nombre era Sra. Thompson. Mientras estuvo al frente de su clase de 5o. grado, el primer día lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos y les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado Teddy Stoddard.

La Sra. Thompson había observado a Teddy desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y evidentemente necesitaba darse un buen baño. Teddy comenzaba a ser un tanto desagradable.

Llegó el momento en que la Sra. Thompson disfrutaba al corregir los trabajos de Teddy con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.

En la escuela donde la Sra. Thompson enseñaba, le era requerido revisar el historial de cada niño. Ella dejó el expediente de Teddy para el final.
Cuando revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa.
 La Profesora de primer grado escribió:

"Teddy es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".


Su profesora de segundo grado escribió:

"Teddy es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el  ambiente en su casa debe ser muy difícil".

La profesora de tercer grado escribió:

 "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. El trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".



Su profesora de cuarto grado escribió:

"Teddy se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".

Ahora la Sra. Thompson se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos le llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos monos y  papel brillante, excepto Teddy. Su regalo estaba mal envuelto con un  papel amarillento que había tomado de una bolsa de papel. A la Sra. Thompson le daba pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes.  Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el  brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca.

Teddy Stoddard se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir: "Sra. Thompson, el día de hoy usted  huele como solía oler mi mama". Después de que el niño se fue, ella lloró.

Desde ese día, dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a  escribir. En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Sra. Thompson puso atención especial en Teddy. Conforme comenzó a trabajar  con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, el respondía mas rápidamente.

Para el final del ciclo escolar, Teddy se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira de que quería a todos sus alumnos por igual, Teddy se convirtió en uno de los consentidos de la maestra.

Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Teddy, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Teddy, ahora escribía diciéndole que había terminado la preparatoria siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que  había tenido en toda su vida.

Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Le reiteró a la Sra. Thompson que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda  su vida y su favorita.
Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le contaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. Además, le expresaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita. Ahora su nombre se había alargado un poco,  la carta estaba firmada por el Doctor Theodore F. Stoddard,.

La historia no termina aquí, existe una carta más que leer. Teddy ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse. Le  preguntaba a la Sra. Thompson si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio. Por supuesto la Sra. Thompson aceptó y adivinen...Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Teddy recordaba que echaba su madre la  última Navidad que pasaron juntos.

Se dieron un gran abrazo y el Dr. Stoddard le susurro al oído, "Gracias Sra. Thompson por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".

La Sra. Thompson le dijo, "Teddy, te equivocas, tu fuiste el que me enseñó a mi que yo puedo hacer la diferencia. No sabía como educar hasta que te conocí".


"Muchas veces nuestros maestros y amigos son ángeles que nos levantan sobre nuestros pies cuando nuestras alas tienen problemas para recordar como volar".